En growth marketing, el crecimiento real y sostenible no ocurre al azar; se construye a partir de decisiones informadas que siguen objetivos estratégicos. Nos interesa constituir sistemas de ventas efectivos a corto, mediano y largo plazo, no generar ventas inmediatas que sean pan para hoy y hambre para mañana. Para ello, hay métricas claves que nos guían en identificar los segmentos más rentables y en afinar las tácticas hacia clientes con alto potencial de lealtad.
Los KPI (indicadores clave de desempeño) permiten evaluar de manera precisa el impacto de las estrategias en cada fase del proceso comercial, desde la adquisición hasta la retención de clientes, y son herramientas claves para que las empresas medianas optimicen sus esfuerzos de marketing.
Entre los KPI más relevantes está el Costo de Adquisición de Clientes (CAC), que ayuda a entender cuánto se está invirtiendo en cada nuevo cliente. Un CAC alto puede señalar que los canales usados no son lo suficientemente efectivos, mientras que un CAC bajo sugiere que las estrategias están captando clientes de forma eficiente.
Otra métrica esencial es la retención de clientes, la cual permite medir el compromiso de estos a lo largo del tiempo. En el contexto de una empresa mediana, saber cuáles clientes vuelven y se mantienen con la marca marca la diferencia entre un crecimiento volátil y uno consolidado. En lugar de simplemente perseguir una base de clientes extensa, enfocarse en métricas como el valor de vida del cliente (LTV) permite priorizar la calidad de las relaciones y optimizar el rendimiento de cada inversión, asegurando un crecimiento alineado con las metas de largo plazo. Entonces, indicadores como la tasa de abandono (también llamado Churn Rate) y el Valor del Tiempo de vida del Cliente (LTV) son cruciales para comprender si los clientes están fidelizados y, en caso contrario, identificar las razones de su salida.
Las métricas de conversión también son indispensables, ya que revelan la eficiencia del embudo de ventas. Medir la Tasa de Conversión (CR) y el Valor Promedio de Orden (AOV) permite evaluar si los prospectos avanzan hacia una compra, lo cual es clave para identificar puntos de mejora en el embudo y optimizar las conversiones.
Finalmente, las métricas de engagement muestran cómo interactúan los clientes con la marca en diferentes canales digitales, proporcionando una visión valiosa de su nivel de compromiso y permitiendo mejorar continuamente las interacciones.
Entender y evaluar estos KPIs permite realizar ajustes en tiempo real, fortaleciendo la estrategia de Growth Marketing y logrando un crecimiento más efectivo y sostenible para la empresa.